domingo, 25 de agosto de 2013

Calles-Peña cortada.

Después de nuestra aventura pirenaica, toca volver otra vez a los calores de nuestras tierras, o mejor dicho, a tratar de evitarlos. Con ese fin elegimos esta ruta de los amigos de andacontiocanya, que pintaba muy bien.
Lamentablemente, esta visto que los meses veraniegos hacen mella en la gente (debe ser la luna de Valencia...), ya que de nuevo volvimos a ser solo dos.
Para allá que nos fuimos la intrépida Mamen y un servidor, un rato de coche y llegamos al pueblo de Calles, aparcamos y nos ponemos al lío.

Calles.

¿Será la rueda de una Quadriga?

Nada más salir cruzamos el puente sobre el río y bajamos hacia este siguiendo ya las marcas del PR, primero por asfalto que al poco deja paso a un camino de tierra hasta que llegamos a una fuente.


Pasando bajo la carretera.

Caminando ya por tierra.

Mamen disfrutando.

Llegamos a la fuente.

Dejamos atrás la fuente y poco a poco el paisaje se va encañonando,  aumentando la humedad y la vegetación, hasta que llegamos a unas escaleras por las que subiremos, en un paraje precioso de verdad.


Entrando en el cañón.

Seguimos por las escaleras, hay una variante por el cañón pero lleva agua.

Subiendo.

El cañón sigue por ahí debajo.

Vista atras de la subida desde el cañon.


Al llegar arriba...

...panel informativo.

Vista atrás, al fondo se aprecia el pueblo.


Una vez en las alturas, cogemos una senda que nos lleva en dirección a los túneles de peña cortada, una impresionante muestra de la ingeniería romana para transportar agua.



Nos acercamos a los túneles.

Primer túnel.

Increíble como encavarían esto.

Ahora vamos un buen rato disfrutando del tramo de túneles, alucinando lo que costaría hacer eso en su época. ¡El sitio es increíble!.


Una maravilla.

Ahí se estaba fresquito.

Seguimos avanzando.


más túneles.

Vistas desde la ventana de uno de ellos.

Disfrutando de las vistas.

Para acabar con el tramo de túneles, llegamos a lo que se conoce como peña cortada.


Peña cortada.

Y nada más salir del último túnel, te encuentras de morros con el acueducto, una preciosidad. No pudimos resistirnos, y almorzamos ahí mismo, empapándonos un rato más del lugar.


Buen sitio para almorzar.


Parte superior del acueducto.
Después de almorzar, cruzamos el acueducto por arriba, la verdad es que daba un poco de vértigo arrimarse a los lados y mirar abajo...seguimos por una senda que nos baja de nuevo al barranco, con la opción de volver por abajo hasta los pies del acueducto, opción que nosotros descartamos, y nos encaminamos directamente hacia Chelva. Este tramo es quizás el peor de la ruta, ya que vas un buen rato por la solana, además por caminos y pistas, hasta llegar al pueblo por la carretera.


Sin una sombra que nos cobije.

Seguimos hacia Chelva.

Chelva en la lejanía.

Montaña que llamaba mi atención, ¿futuro objetivo? seguro...

Buganvilla aproximándonos a Chelva.

Un tramito por la carretera para llegar al pueblo.

Cruzamos el pueblo, disfrutando de sus calles y rincones, para ir a buscar la ruta del agua por donde volveremos dirección Calles.


Callejeando Chelva.

Refrescante fuente.

Sabor a pueblo.

Rincón de Chelva.

Ruta del agua.

Dejamos Chelva para bajar a la ruta del agua.

Bajamos al río y emprendemos el regreso hacia Calles, dejando atrás Chelva, por un tramo paralelo al río que tendríamos que hacer en otoño de nuevo, pues en la entrada del blog de donde sacamos la ruta, este tramo es espectacular, además de evitar el excesivo calor del tramo desde peña cortada a Chelva.


Volviendo a la sombrita.

Posibilidades de refrescarse.

camino de regreso.

Sol de justicia, menos mal que nos lo tapan los arboles.

Otro tramito de subida.

Chelva y "mi" montaña detrás.

Regresamos a pie de río.

Precioso tramo.

Abundante vegetación.

Pasamos por una vieja fábrica de luz abandonada en un sitio espectacular, y seguimos junto al río poco a poco hacia Calles.


La fábrica de la luz.

Entre Helechos y abundante vegetación.

Precioso camino.

Nos vamos acercando a Calles.

Al llegar cerca del pueblo, nos encontramos junto al río unos animales que, según nos dijo una mujer, estaban allí por que el fin de semana había una feria medieval y los exibían en ella. incluso había un cerdito pequeño que no habíamos visto nosotros, si no lo dice la mujer ni lo vemos. Ella decía que era un jabalí, era negro, pero pensamos que era un cerdo vietnamita.


Pony, Cabra y Cerdo.

El cerdito. La puta de la cabra le arreaba si se le acercaba...
 Y así llegamos a Calles, donde disfrutamos de nuestra merecida recompensa cervecera en un merendero a pie de río que nos pilla de paso, y tiene una pinta estupenda para acabar allí con una buena paella o torrà.


Ratito de esparcimiento y rehidratación.

Que agusto me hubiera quedado a comer...

En definitiva, se trata de una ruta que en su día (hace un mes ya, liado que va uno) me decepcionó un poco por el tramo que he comentado de pistas hasta Chelva con todo el calor, pero ahora con el tiempo, olvidado ya el sufrimiento, lo recuerdo como lo que es, un rutón.
Desde aquí propongo incluirla en el calendario para otoño, donde la parte de vuelta por el río coge los colores especiales de esa época del año, nos evitamos el calor y además nos arreamos un paellón para acabar la ruta, teniendo opción de almorzar también en bar en Chelva.
Mientras tanto, como siempre, nos veremos por las montañas.