martes, 9 de abril de 2013

Espadilla-Penya saganta.

Hay veces que la vida nos da sorpresas que no esperábamos. Esta ruta es una muestra de ello, sin duda alguna.
Todo comenzo cuando, teniendo proyectada una salida estupenda para el sabado 6 al barranc de la casella en Alzira, desde el ayuntamiento nos informaron que ese mismo día se celebraría una prueba del campeonato de españa de duathlón. Como en su día firmamos un acuerdo de colaboración con ellos, nos reunimos para modificar el calendario y cumplir, como siempre hemos hecho, en el voluntariado de la prueba ayudando en su perfecto desarrollo, de manera que anulamos la salida de este fin de semana y aplazamos esa ruta a la que todos, despues de ver las fotos de Josevi en su salida con Alternatura, le tenemos unas ganas tremendas.
Lo que ocurre es que siempre te quedan las ganas de salir al monte, nuestro particular reino, de manera que durante la semana, algunos que podíamos fuimos hablando y poco a poco, una cosa llevó a la otra, y ya estábamos buscando alternativas para salir el viernes. Empezamos el debate, que si yo quiero mucho desnivel, que si yo no que tengo una cena y voy a parecer la amiga rarita que no baila ni ná, que si la abuela fuma....entonces, al final, y por aquello de nipatinipami, teniamos un par de rutas entre 1100 y 1200 m. de desnivel, y decidimos escoger la de espadilla por ser una zona que no conocíamos en concreto (cerca de allí si hemos estado varias veces).
Sea como fuese, la cuestión es que así, casi sin quererlo, pudimos disfrutar, aunque el tiempo no acompaño, de una de las mejores rutas para mí de la zona.

Riiiiiinnnnnnnnnnnggggggggggg, sonó mi despertador, y sigue la rutina de apagar, al baño a lavarse la cara para poder abrir los ojos y demás, y cuando llego a la cocina veo las 7:27. Pienso..."mira que estoy faba, aún no he cambiado la hora del horno".... pero me giro hacia el deslunado y veo mucha luz...demasiada luz...miro mi reloj y efectivamente, una hora de retraso..."nooooooooooooo", enciendo el movil y comienzo a escribir mientras pienso que ellos estrán ya llegando al pueblo, por lo que tendré que buscar otra alternativa para irme solo, cuando veo con ilusión que aún estan esperando, así que salgo a toda prisa, y despues de las disculpas, risas y demás, salimos para allá M.Àngels, Rojo, el Presi y yo, ¡Buen equipo!
Nada mas llegar al pueblo ya se ve la Penya Saganta, y el sitio es precioso, coincidimos los cuatro. Dejamos el coche en la entrada, y nos ponemos a caminar por las callejuelas del pueblo, comentando alguno lo mucho que le gustaría retirarse en un pueblo así tras su jubilación. Enseguida lo cruzamos y salimos por una pista que se convierte pronto en senda y comenzamos a subir a buscar el desvio que nos llevará al castillo, primer objetivo del día, siempre con Penya Saganta de fondo.


La Penya Saganta desde Espadilla.

Al poco de salir flipando con el paisaje.

Espadilla.


Rojo en medio del paisaje abrumador.

Llegamos al desvío y cogemos la senda que nos lleva al castillo, y poco a poco, resoplando por la pendiente en algunos tramos, llegamos arriba de la cresta donde está el castillo. Casi siempre alucinamos pensando los esfuerzos que supondrían construir esos castillos en esos sitios, con los medios de la época.

Con el castillo detrás.

Ya casi arriba, con alguna maroma para ayudar.

Ultimo repecho.

Relax y charla en el Castillo.

Espadilla desde su castillo.

Haciéndonos fotos unos a otros.

Vistas desde el castillo.

Vistas desde el castillo.
Pasamos ahí un ratito con las fotos y nos vamos para abajo a buscar de nuevo el cruce de sendas, para ir en dirección a Penya Saganta. la senda es una pasada, el paisaje increíble, y además, como el día está nublado, tenemos esa luz que resalta los verdes, ¡parece que estemos a momentos por otras tierras!.

La cresta donde está el castillo.

Rojo con el castillo detrás.

Ampliando un poco se ve la senda por donde hemos venido y otra que baja y acaba en un túnel pequeño...investigaremos!!

M.Àngels pensando "¿donde me he metido yo con estos tres?" jajaja.

Como hemos salido una hora mas tarde, mis compis tienen hambre ya, como es normal, así que buscamos un sitio algo cómodo para almorzar. Mientras estamos disfrutando de los bocatas y todo lo demás (olivitas, cervecita, café, coquetas de almendra de mi mami...joer, como nos cuidamos, ¿no?), se pone a chispear, y comentamos que las previsiones eran alguna posibilidad, pero muy poca cantidad y a partir de las doce, así que enseguida parará.
terminamos de almorzar, recogemos, nos ponemos los chubasqueros y seguimos para arriba, acompañados en todo momento de un poquito de lluvia, lo que no nos impide gozar igualmente de todo.

Enormes bosques en esta parte de Espadan.

¡Mira que posturita de fotógrafa! y la pose del presi que, ¿eh?

Un aljibe en el camino.

Así, poco a poco, sin dejar de llover, vamos dando la vuelta a la montaña y subiendo por la otra cara, ya que desde Espadilla se ven unos cortados importantes, hasta llegar a la cima, ya con el suelo bastante embarrado y la roca mojada, lo que hacía algo peligroso arrimarse demasiado al cortado.
La cima es magnífica, todo un mar de rocas que debes ir saltando de unas a otras, y unas vistas espléndidas, pese a no tener tampoco toda la visibilidad, pero con este tiempo le daba un carácter mucho más alpino.

Vistas llegando a cima.

Disfrutando del ambiente.

Cuidadin, cuidadín....

Unos pocos metros de caída.

Algún hito marca el camino o la cima.

Así es la cumbre de Penya Saganta.

Rojo arriesgando un poquito.

Una preciosidad.

Allí abajo quedan el castillo y el pueblo.

Emprendemos la bajada para dirigirnos ahora hacia la font de la piqueta, dentro del barranco del mismo nombre que nos llevaría de nuevo a Espadilla haciendo la ruta circular, pero la nuestra es la combinación de dos rutas, por lo que allí deberíamos desviarnos dirección al abrigo de la cueva negra y bajar por la font del melic.

Un poquito embarrados.

Barranco de la piqueta.

Bajando bajo la lluvia.

¿Que me estas contando?

Precioso también este barranco.

Al llegar a la font de la piqueta pensamos en lo que nos queda, y como hemos salido una hora después de lo previsto se nos haría muy tarde, además que ahora llueve ya con más intensidad y ya llevamos un buen rato bajo la lluvia, por lo que empezamos a estar empapados, así que decidimos bajarnos ya por el barranc de la piqueta y dejar la cueva negra para otro día, ya que la ruta nos ha encantado y tenemos excusa para volver y también, si puede ser, que la disfrute más gente.

La lluvia no impide el buen rollo y el disfrute.

Pasamos bajo la cresta del castillo por su otra cara.

Bajando por el barranc de la piqueta.

Allá abajo ya se ve Espadilla.

Bajamos a buen ritmo y ya estamos llegando.

Llegando a Espadilla.

Paradita a ver el pueblo desde arriba.

Cartel indicador de esta ruta y otras.

Jardín botánico de Espadilla.

Callejeando.

Nos refugiamos en el lavadero para cambiarnos de ropa.

Gran día con la mejor compañía.

Un poco menos de lo previsto.

Perfil y datos de la ruta.

Después de secarnos un poco y cambiarnos de ropa en el lavadero del pueblo, nos fuimos  al bar para terminar este estupendo día montañero de la mejor forma posible, tomando una fresquita entre buenos amigos.
Así termina esta historia, me sigue pareciendo increíble que semejante rutón hubiese pasado desapercibido para nosotros hasta ahora, y casi por casualidad, llegó a nosotros para quedarse por siempre en nuestros corazones.
Por último, mencion especial para M.Àngels,  siempre está a la altura y siempre estamos agustito con ella.
También decir que el track original era de Dani, del blog per dalt i per baix.
Hasta pronto, amigos, nos vemos en las montañas.

domingo, 7 de abril de 2013

Artana-Cova del tronc.

Cuando hicimos el calendario de rutas decidimos poner para el sábado de semana santa una ruta corta y asequible, para que pudiese venir todo el mundo y al terminar irnos de comida.
La ruta elegida fue en Artana, para visitar la cova del tronc y la mina 8000, que vimos en el blog de caminandohacialasalturas y que cumplía todos los requisitos.
Así que, sin madrugar demasiado, ya que Artana no está demasiado lejos, a las 7 nos presentamos en el club un buen grupo, incluido algún niñ@, aunque como siempre con alguien fallando...
Después del viaje, comenzamos a caminar por una pista que sale antes de llegar al pueblo, con un poste que indica las dos rutas.

Poste indicando las rutas.

Comenzando a caminar.

Por una cómoda pista.

Gustavo cambió por un día los pañales por la mochila.

Mucha testosterona, ¿no?

Dos cracks.

Poco a poco, al ritmo que nos marca África, vamos avanzando por la pista y disfrutando del paisaje, aunque de vez en cuando unos tienen que esperar...y otros portear!!!

El grupo de los Gavilanes esperando...

...y el grupo de las palomas llegando, jajajaja.

Pero todos disfrutando del paisaje.

El tío porteando a África.

Llegando al desvío de la senda.

Así, poquito a poquito, llegamos al inicio de la senda que nos llevará a la cueva, una senda muy disfrutona que nos sorprendió gratamente.


Comenzando por la senda.

Bonita senda.

Vamos subiendo.

Comenzamos a tener vistas.

Llegando a la cueva tenemos vistas de toda la plana.

Llegamos a la cueva, donde hay un pequeño mirador, y aprovechamos para almorzar, ya que el sitio es cómodo, y luego ya entraremos a ver la cueva.


Hora del bocata, Morant está contento...

¡Grande el rojo con sus desperado!

Al final del día hicimos un buen manojo.

Al fondo el Bartolo y el cresterío de las agujas de Santa Agueda.

Josevi y Tomás.

jajaja, Morant y su almuerzo...

Gustavo, África y Dori.
 
¡Dori boquiabierta ante el paisaje!

Bueno, después de hincarle el diente al bocata, cogemos las frontales y nos vamos para dentro de la cueva. La entrada es un poco estrecha, y da paso a una cavidad donde vemos algún agujero con una considerable caída y además el suelo está resbaladizo, por lo que exploramos con cuidado viendo alguna galería más donde no podemos bajar. Las paredes están recubiertas de algo dorado que al alumbrar con las linternas parece oro, pero al acercarte ves que son unas gotitas de algún líquido que rezuma de las paredes.


Acceso a la cueva.

Gustavo adentrandose en las profundidades.

Los auténticos hombres de las cavernas.

Explorando las entrañas de Pachamama.

¡Oro, oro! más quisiéramos...

Estamos un rato allí dentro, pero va siendo hora de irnos, por lo que volvemos sobre nuestros pasos hasta un cruce de pistas donde nos encaminamos hacia la mina 8000, vestigio de la actividad minera de la zona, en tiempos importante.
La verdad es que esta parte de la ruta nos defraudó un  poco, ya que transcurre todo el rato por una pista sin mucho aliciente y al llegar a la mina hay una valla lejos de la boca, es decir, no tiene nada, lo único es que hay unos bancos y una fuente al lado, pero como ya habíamos almorzado, pues tampoco le dimos mucha importancia. Eso si, pudimos disfrutar de otra actuación de nuestro particular Bihain The musgo...jejeje.



Volvemos a la pista.

Nuestro amigo Bihain y el cámara rogélido.

Un nuevo capítulo de Bihain the musgo.

Al final, pese a que el presi estuvo padeciendo por si África nos retrasaba demasiado, se portó como una campeona y entretenida con el gps acabamos la ruta en el horario previsto, y como dije al principio, la mayoría se fueron a disfrutar del resto del día en buena compañía y de paso meterse entre pecho y espalda un paellón del quince.

Una campeona.

La prota del día.

Jugando a ser guia.

El grupo al acabar la ruta.

Ya en la caseta de Morant.
Gustavo de cocinero y Joserra castigado por faltón.


Silvia también se saltó la ruta y acudió a la jarana...


¿Morant o el Fari? vaya torito....

Unos currando y otros....jajaja.

Las paellas de Gustavo tienen fama, ¡a ver cuando puedo catarlas!

¡Al ataque!

Y para finalizar, ¡el cremaet!

Una vez más disfrutamos de un estupendo día de montaña, y algunos afortunados también de la paella y todo lo demás, pero como siempre lo mejor de todo la compañía.
Esta vez me gustaría destacar a tres personas, en primer lugar a Gustavo, porque no habíamos podido coincidir todavía, entre el trabajo y su reciente paternidad no le queda mucho tiempo para la montaña, y fue un placer compartir un rato con el. Después a Tomás, porque como la otra vez está hecho un crack, aguanta lo que le echen. y por último, a una princesita, África, a la que su papi le pegó el madrugón y al principio estaba un poco ñoña, pero acabó aguantando todo el día como una campeona.
¡Hasta la próxima, amigos, nos vemos en las montañas!