Cresta de les serretes

Hacía mucho que no salíamos al monte, y nada mejor para volver que una de esas rutas que enganchan, que tanto nos gustan. Se trata de una ruta que vimos en el blog del amigo Dani, y que como bien dice, parece mentira que tan cerca de Castellón y con tan poca altura podamos encontrar una ruta tan disfrutona.
Sin madrugar demasiado, ya que estamos relatívamente cerca, nos presentamos bajo la Ermita de la Magdalena tres integrantes (quizás integristas...jejeje) Roberto, Begoña y un servidor.

Preparándose para salir.

Nada más empezar, y pese al gps, ya nos hemos equivocado!!! cogemos la senda equivocada que bordea la Ermita en vez de subir a ella, pero decidimos seguir adelante y dejar para luego la visita a la Ermita si tenemos tiempo y ganas, que  ninguno de los tres somos muy devotos que digamos....
Pronto la bordeamos y llegamos al comienzo del cresterío.

Allí detrás queda la Ermita.

Comenzamos la cresta.

Ahora comienza lo bueno, toca trepar de vez en cuando y disfrutar de unos tramos preciosos, de los que nos gustan, que nos elevan rápidamente dando paso, además, a estupendas vistas de la plana.

Subiendo poco a poco.

Buena roca.

Paradita para ir asimilando...

...y disfrutando del paisaje.

Rojo decía que le parecía un pequeño Montserrat.

Poco a poco vamos avanzando, disfrutando a tope de las trepadas, y vamos enfilando hacia la subida final al Tossal de Ribalta, primera cumbre del día.

Yo fotografío al rojo

Y el rojo a mi...

Piedra que ve, piedra que sube...jejejeje.

Parece que disfrutó, ¿no?

Rogélido.

Ahí se ve el Tossal de Ribalta.

Sensación aérea.

Detrás del rojo el tramo de cresta recorrido.

Aquí se aprecia mejor

Tossal de Ribalta, después de varios intentos de autofoto...

Desde aquí bajamos rápidamente en dirección al desierto de las palmas, y como decía Dani, se aprecia realmente el cambio de roca, dejando paso al rodeno característico de la zona. Aquí, en medio de una pinadita, como se va haciendo la hora Morant, paramos a hincarle el diente a nuestros almuerzos.

Vistas al Desert.

Bajando del Tossal.

Le ponía morritos a Begoña y se le quedaba esa cara...jajajaja.

Seguimos adelante con el buche lleno y remontamos el barranc de les apotecàries entre risas y comentarios tipo..." collons en les apotecàries..." ya que nos hizo sudar un poquito, no se si por el buche lleno, el tiempo que no salimos o que, pero al final llegó el final, salimos a la carretera del desert y remontamos un poco hasta la base del Cormo de les creuetes, nuestro siguiente objetivo.

Llegando al Cormo.

Buscando el camino.

La subida al Cormo de les creuetes también es una pasada, trepando de nuevo algunos tramos, que nos dejan en la cumbre extasiados.

Subiendo al Cormo.

El lomo plateado de la manada.

Una preciosidad de subida.

Bego trepando.

En la última minicanaleta.

Añadir leyenda

Rojillo saliendo de la canaleta.

Cormo de les creuetes

Contento en las cumbres...

Bego disfrutando de las vistas.

A un lado...

...y a otro.

Allá detrás aparece el Agullot.

Y el Bartolo, sobran las casas....

Después de un ratito disfrutando de las alturas, bajamos por donde hemos subido y al llegar de nuevo a la carretera cojemos un camino hacia el Mas de Xiva, volviendo hacia el coche entre pinares y barrancos, sendas y caminos.

Bajando del Cormo de les creuetes.

Últimas destrepadas.

De nuevo con los pies en el suelo.

Camino del Mas de Xiva.

Hace un momento estábamos ahí arriba.

Mas de Xiva.

Escudriñando el Mas en ruinas.

Llegando de nuevo a la zona de la Ermita.

Esto se va acabando...

Vista atrás al comienzo de la cresta de les serretes.

Al final pasamos de visitar la Ermita, así tenemos excusa para volver. Con todo esto pasamos una gran mañana, no nos defraudó para nada y resultó ser una ruta preciosa, variada, y lo mejor de todo, como siempre, la compañía. Fue un placer para mí, además del rojo (ya hemos compartido muchas batallitas y las que nos quedan), disfrutar de la compañía de Begoña, con quien no había coincidido nunca hasta el pasado intento a la font roja. Espero que desde ahora coincidamos muchas más, y como ya sabéis, nos veremos por las montañas.